¡¡ ETIQUETA-ME / ETIQUETA-TE !!

Desde que mi mundo es mundo

he ido observando una práctica en las personas

que siempre me ha chocado.

Si, raro es que en cualquier actividad que realice, sea a nivel profesional, social o personal, no exista una etiqueta que me catalogue. ¿ Podría pensar que nuestra sociedad no puede existir sin ese tipo de "organización"?. Quizás,  porque desde pequeña he sido "marcada" con una de las más crueles etiquetas -anormal- o no normal, que viene a ser lo mismo (término utilizado para suavizarlo), seguido de un -pobrecita- para rematar la faena. Y ya desde muy niña me preguntaba ¿qué era normal?. ¿ No somos cada uno seres únicos e irrepetibles?.  ¿Hay algo malo en ser diferente?.  ¿Diferente a qué, qué patrón hay que seguir para ser catalogada de normal?.

Los que han vivido en pueblos quizás entiendan mejor lo que estoy diciendo, más bien por el hecho de que a menor población, más conocimiento se tiene del vecindario...siempre que te interese lo que esté haciendo el vecino, ¡por supuesto!.

-Fulanita es inteligente, menganito es torpe como su padre, sutanita es...

Bajo mi modesta opinión, cada uno es como es y no hay que poner muros en las relaciones. Quizás la mejor forma de crecer es desde la observación y el silencio. Es la mejor forma de saber lo que a uno le gusta o no, lo que es o no ofensivo a su persona, pero sin necesidad de poner etiquetas a comportamientos que no aceptamos para nosotros y que, en muchas ocasiones, desconocemos la raiz y las circunstancias de los mismos, para eregirnos en jueces y verdugos.

La tolerancia es el gran secreto

juntamente con la generosidad  y

la sutileza de las palabras.

Ultimamente a esta modalidad se ha sumado otra que me tiene algo desconcertada,  el autoetiquetado, utilizado como mecanismo de defensa por parte de la población masculina.

No sé si  -acostumbrados a tener todo el derecho a la palabra y a cómo poder expresarla-  les molesta, altera, o ruboriza (no estoy segura del motivo) que se les pueda hablar en su mismo lenguaje. Lo que, para mí, se podría llamar una misma oportunidad de expresión, incluso dado el caso, un simple juego de palabras que a mí me ha resultado siempre muy divertido. La provocación  -en el sentido más sensual de la palabra-  ha sido testigo a través de los años, de más de una subida de colores por parte de las féminas, y, en otros, de increíbles halagos (véase piropos).  Hasta aquí,  ¡perfecto!.

Ahora viene la parte curiosa. Cuando esa provocación lleva a una respuesta por parte del público femenino, se pone en marcha un mecanismo de autodefensa increiblemente gracioso. Empieza a crecer un bosque de autoetiquetas:  - CASADO - CON PAREJA -  LIBRE - SERIO -...jejeje ¡perdón!.  Imagino que todas esas cualidades o estados ya existían antes de la provocación y que tampoco son necesarias las etiquetas para que alguien entienda cuando es o no un juego.

Ésta es la parte curiosa y graciosa, pero existe otra reacción no tan agradable. Ese mecanismo de autodefensa lleva a etiquetar a la otra parte con etiquetas que pueden acabar marcando toda la vida, ésto dependerá de la fortaleza de los y las etiquetadas...pero ahí queda.

Y regresando al principio de esta entrada... ¿Quién quiere ser normal?...Yo no!!

Hoy voy a hacer una excepción,
voy a plasmar aquí mi etiqueta, para protegerme...

¡por supuesto! 

Paula - (11-Abril-2012)